Polillas hechizadas

Descripción general

¿Os habéis preguntado alguna vez por qué las polillas quedan absolutamente hechizadas por una fuente de luz intensa como la llama de una vela o una bombilla?

La respuesta es fascinante, aunque no probada. Es una hipótesis, un elemento fundamental del método científico que nos permitirá llegar algún día, a la solución probada. Es todo eso y dice así:

Cuando formulamos esa pregunta, puede que cometamos un error. Pensad por un momento:

¿Cuánto hace que existen las fuentes de luz artificiales? Más allá de un fugaz relámpago en mitad de una tormenta o del resplandor de un incendio -tal vez causado por el mismo relámpago-, la noche nunca tuvo luces.

Lo que debemos preguntarnos es qué mecanismo, qué estrategia, probablemente destinada a la perpetuación de la especie, se ve engañada por la luz artificial.

Además de insectos, voladores y nocturnos, resulta que las polillas migran o pueden migrar. Existe la hipótesis que propone que, para orientarse en la noche, utilizan la luz de la luna

El mecanismo es sencillo, como la luna no se mueve mucho durante la noche, una buena manera de navegar consiste en volar manteniendo un ángulo constante a la luz de la luna. Parece que este es el mecanismo que las modernas fuentes de luz "secuestran". Veamos por qué.

Hay dos razones. Primero, porque entre la luz de la luna y la de una bombilla está claro que la más intensa -para una polilla de mi jardín- es la segunda. Luego la bombilla eclipsa a la luna y pasa a ser el faro de la noche. Segundo, porque esta nueva "luna", al contrario que la anterior, ¡se mueve! O, mejor dicho, la polilla, al volar, ve cómo ese ángulo que mantenía a, por ejemplo, 30° cambia rápidamente.

Bien, si el mecanismo consistía en que la polilla mantiene un ángulo 3O°constante entre la luna y su dirección de vuelo a fin de volar en línea recta a pesar del empuje del viento u obstáculos varios: ¿qué hará la polilla cuando el ángulo crezca a, digamos, 45° ?

Fácil: rectificará su dirección para volver a establecer un ángulo de 30°. El problema es que, como se encuentra muy cerca de la fuente de luz, en seguida ese ángulo volverá a cambiar. Por tanto, la polilla rectificará de nuevo.., y, así, "ad infinitum".

A uno le asalta la pregunta ahora de por qué no ha habido ningún depredador que haya desarrollado una luz artificial, como la de algunos peces abisales, para atraer a las polillas y ponerse morado de comida fácilmente. Tal vez no lo haya o no lo hayamos descubierto todavía...


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Joaquin Medina Serrano
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